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====== Manuel Mairena - «Doña Luz de Lucena» ======
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  * [[Audio y vídeo]]
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21/01/2025

Se han vertido verdaderos ríos de tinta sobre el fenómeno del bandolerismo en la Andalucía del siglo XIX, y no es de extrañar: el bandolero era prácticamente el único hombre verdaderamente libre en una época de opresión milenaria, servidumbre y miseria. Eran gente conocedora del terreno, que tan pronto asaltaban una diligencia en Utrera como robaban a unos viajantes en Jaén, sin que los migueletes pudieran hacer nada por evitarlo, porque cuando estos aparecían, los bandoleros ya estaban en sus guaridas contando y repartiendo el botín. De ahí, y de los famosos colores de sus uniformes, el popular dicho de «a buenas horas, mangas verdes».

El fenómeno del bandolerismo, narrado incluso por escritores como Irving Wallace en sus //Cuentos de la Alhambra//, perduró hasta que un nuevo cuerpo rural, el de la guardia civil, combinado con una serie de indultos a ciertos bandoleros a cambio de sus servicios persiguiendo a los demás, terminó por acabar, casi siempre violentamente, con las bandas de asaltantes de los caminos andaluces. Sin embargo, la figura del bandolero continuó formando parte del imaginario colectivo ligado a la gesta, a la valentía, al arrojo y a la hombría. Prueba de ello es el éxito que en los años setenta del pasado siglo tuvo la serie de televisión «Curro Jiménez», basada en la no tan épica vida de un bandolero real, Andrés López. En no pocos diálogos de esta serie, Curro Jiménez desliza una serie de pensamientos e ideas que empezaban a abrirse camino en la sociedad española después de la larga dictadura y, como no, se convirtió en un símbolo de la rebeldía contra la opresión y paladín de la libertad del pueblo, como puede verse en algunos episodios donde su banda actúa a manera de «delegados sindicales» de los jornaleros, aunque eso sí, trabuco en mano.

En este tema, Manuel Mairena canta el romance de Doña Luz de Lucena y el bandolero Diego Montes, personaje ficticio del siglo XVIII sobre el cual circularon numerosas leyendas y romances que ya contaremos otro día.
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Una noche en un camino,\\
entre breñas y romero,\\
el alto a una diligencia\\
le echaron los bandoleros.\\
\\
\\
Diego Montes el que la manda,\\
el rey de Sierra Morena.\\
Se le han quebrao sus colores\\
ante una flor de azucena.\\
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\\
El bandolero suelta el caballo,\\
¿Cuál es su gracia?, le preguntó.\\
Luz de Lucena, y voy a Carmona,\\
que Diego Montes la acompañó.\\
\\
\\
Y al mirarse en los ojos\\
de Doña Luz de Lucena\\
dejó el corazón empeñao\\
ante una flor de azucena.\\
\\
\\
Y alejao de su partía,\\
ahora se escucha cantar:\\
¿Qué me han dao tus ojos negros?\\
¡Ay! doña Luz, mi lucero,\\
que no te puedo olvidar.\\
\\
\\
¡Ay, Doña Luz de Lucena!\\
Por tu carita van las campanas repicando.\\
Y de noche y de día, como una sombra,\\
loco perdío, loquito perdío te voy buscando.\\
\\
\\
Trota, caballo fino, y galopea,\\
caballo fino, que yo\\
hasta llegar hasta Carmona\\
se me parte el corazón.\\
\\
\\
Licencia tié mi partía.\\
Decidle a mi capitán,
que al rey de Sierra Morena\\
lo acaban de destronar.\\
\\
\\
¡Ay, doña Luz de Lucena\\
es la ladrona!\\
Y es la dueña absolutita\\
de mi persona.\\
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